Simón Bolívar: El líder que liberó América Latina y perpetuó el sueño de la unidad
- Mohamed Gomaa Tawfik
- 17 dic 2024
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Mohamed Gomaa Tawfik escribe |

En la historia de los pueblos, hay líderes cuyas contribuciones no se miden únicamente por lo que lograron en vida, sino por el legado vivo que dejaron, un legado que trasciende el tiempo y se convierte en parte del alma de las naciones. Simón Bolívar, el gran Libertador, es uno de esos líderes cuyas acciones superaron los límites de su época para transformarse en un símbolo eterno de libertad y lucha. Su nombre está inscrito en la historia con letras de oro.
No fue simplemente un líder militar que organizaba ejércitos y comandaba batallas. Representó la encarnación de la idea de libertad en su máxima expresión. Su visión iba más allá de la mera liberación de territorios; concebía la libertad como un derecho natural de los pueblos y como un deber sagrado por el cual luchar. La emancipación de América Latina del dominio español no era para él un sueño inalcanzable, sino una causa existencial que abrazó con todo su ser, dedicando todo lo que tenía para hacerla realidad.
En un tiempo convulso, entre los ecos de la esperanza y las sombras del colonialismo, Bolívar nació y creció, moldeando su visión a través de experiencias tempranas: las enseñanzas de sus maestros, las luchas de su pueblo oprimido y sus viajes a Europa. Allí conoció las ideas de la Ilustración y la Revolución Francesa, que encendieron en él la chispa del sueño de libertad. En Europa, vio un ejemplo de la voluntad humana enfrentándose a la tiranía, pero también entendió que la verdadera libertad no se concede, sino que se conquista con lucha y perseverancia.
Bolívar no fue un escultor de piedras ni un trazador de líneas, pero con sus hazañas esculpió el rostro de un nuevo continente y dibujó con sus ideas un mapa para una América Latina libre. No veía en los pueblos de la región meros súbditos del colonialismo español (que había gobernado su tierra durante más de 300 años), sino ciudadanos libres merecedores de una vida digna y justa.
La grandeza de Bolívar trascendió los campos de batalla hasta llegar a los dominios del pensamiento. Creía que la libertad no estaba completa sin la unidad de los pueblos. Aunque su sueño de una América Latina unificada bajo una sola bandera no se hizo realidad, su visión sigue inspirando no solo a los pueblos de la región, sino también a todos los que luchan contra la injusticia y la opresión.
La figura de Bolívar no es solo un recuerdo histórico, sino una lección renovada en todo tiempo y lugar. Bolívar, con su vida y sus logros, personificó estos valores y los convirtió en una realidad inmortal en la memoria de las generaciones a lo largo de los siglos.
■ ■ ــــــــــــــــــــــــ El nacimiento de un héroe
Simón Bolívar nació el 24 de julio de 1783 en Caracas, Venezuela, en el seno de una familia aristocrática. Perdió a sus padres en la infancia y creció bajo el cuidado de sus familiares, recibiendo una educación integral que combinó literatura y filosofía, impartida por el pensador Simón Rodríguez. Esta formación temprana sembró en él una pasión por la libertad y las ideas de la Ilustración, que más tarde se convertirían en la base de sus movimientos libertarios.
Entre 1799 y 1805, los viajes de Bolívar a Europa fueron cruciales para moldear su visión política y filosófica. Durante este periodo, se sumergió en las ideas iluministas que recorrían el continente. En París, conoció de cerca la Revolución Francesa, que lo inspiró con los principios de libertad y justicia social como pilares imprescindibles. Se vio profundamente influido por el pensamiento de Jean-Jacques Rousseau sobre la voluntad general y los derechos de los pueblos, así como por Voltaire, quien reforzó en él la idea de desafiar la tiranía y confiar en la razón.
En Italia, en 1805, Bolívar ascendió al Monte Sacro en Roma y allí pronunció un juramento histórico que marcó un punto de inflexión en su vida: consagrar su existencia a la liberación de América Latina del dominio español. Este juramento fue más que una promesa personal; representó un compromiso eterno con los pueblos de todo un continente. Aunque entendía las diferencias entre las circunstancias europeas y las latinoamericanas, estas ideas alimentaron en él el gran sueño de liberar y unificar la región bajo una sola bandera: la de la libertad.
Bolívar aprovechó estas experiencias para construir una visión que combinaba el pensamiento europeo con las aspiraciones de emancipación de América Latina, una visión que lo guiaría más adelante a liderar uno de los movimientos revolucionarios más grandes de la historia.
La Junta Suprema de Caracas y el inicio de la revolución ــــــــــــــــ
Con el debilitamiento de la monarquía española debido a las guerras napoleónicas y la captura del rey Fernando VII por los franceses en 1808, la ausencia de un gobierno central fuerte ofreció a los pueblos colonizados de América Latina la oportunidad de afirmar sus derechos y reclamar la autonomía.
El año 1810 marcó un punto de inflexión en la historia de Venezuela. El 19 de abril, la élite caraqueña de los "criollos" –descendientes de europeos nacidos en América Latina– destituyó al gobernador español Vicente Emparan y estableció la Junta Suprema de Caracas. Aunque declararon una lealtad simbólica al rey depuesto, en la práctica, buscaban fortalecer la autonomía y dar inicio a un proceso gradual hacia la independencia.
Durante este periodo, Bolívar emergió como un joven líder lleno de fervor revolucionario, apoyando la idea de la independencia total. Desempeñó un papel clave en movilizar la opinión pública a través de sus discursos inspiradores y fomentó debates sobre el futuro de Venezuela. También participó en movimientos clandestinos que discutían la liberación total del dominio español, allanando el camino para la emancipación del país.
Este evento marcó el inicio real de la carrera revolucionaria de Bolívar y del movimiento de independencia en Venezuela, sentando las bases para la proclamación oficial de la independencia en 1811. La Junta Suprema de Caracas fue el primer paso en el largo camino de Bolívar hacia la libertad y la liberación de amplias regiones de América del Sur del colonialismo español.
ــــــ El Manifiesto de Cartagena y el Decreto de Guerra a Muerte (Unidad y Venganza)
En 1812, tras la caída de la Primera República en Venezuela ante los ataques españoles, Simón Bolívar escribió el Manifiesto de Cartagena mientras se encontraba en Colombia (entonces conocida como la colonia de Nueva Granada). Este manifiesto fue un llamado contundente a la unidad regional, en el que Bolívar destacó la importancia de la solidaridad entre los pueblos de América Latina para enfrentar la amenaza española.

En el texto, analizó las causas del fracaso de la primera experiencia independentista, señalando la debilidad del liderazgo político, la falta de disciplina militar y las divisiones internas entre los habitantes de Venezuela. Bolívar abogó por superar estos errores mediante la construcción de un ejército unificado y fuerte, y un sistema político que reflejara las aspiraciones de libertad e independencia. Su mensaje era claro: ningún país podía resistir por sí solo el dominio español, pero con solidaridad regional, el sueño de la emancipación plena sería alcanzable.
Al año siguiente, durante su segunda campaña para liberar Venezuela, Bolívar promulgó el Decreto de Guerra a Muerte en la ciudad de Trujillo. Este decreto representó una declaración de guerra total contra los españoles opuestos a la independencia. Bolívar ofreció libertad a los civiles latinoamericanos que apoyaran la causa revolucionaria, pero advirtió que los españoles que se opusieran serían condenados a muerte.El decreto establecía explícitamente: “
Españoles y canarios, contad con la muerte, aun siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de la América. Americanos, contad con la vida, aun cuando seáis culpables.”
Aunque hoy se considera una medida drástica, el decreto refleja los enormes desafíos que enfrentaba el movimiento independentista. Bolívar entendió que el enemigo no solo eran las fuerzas españolas, sino también los traidores dentro del continente. Por ello, recurrió a este paso para sembrar temor entre sus adversarios y galvanizar el apoyo entre la población local.
El Manifiesto de Cartagena y el Decreto de Guerra a Muerte evidencian la evolución de Bolívar hacia un liderazgo pragmático, dispuesto a tomar decisiones difíciles para garantizar el éxito de la causa independentista. El primero fue un llamado a la unidad y el trabajo colectivo, mientras que el segundo se convirtió en un medio para imponer autoridad y voluntad revolucionaria. Estas decisiones sentaron las bases de las estrategias que llevaron a Bolívar a liberar vastas regiones de Sudamérica a pesar de los enormes desafíos.
La Gran Colombia: el gran sueño de Bolívar ,,
Tras lograr la independencia en Sudamérica, Simón Bolívar estaba convencido de que la creación de sistemas republicanos centrales y sólidos era el único camino para garantizar la estabilidad de las nuevas naciones. Este objetivo formaba parte de su gran sueño de unificar el continente en una sola entidad conocida como la Gran Colombia.
Después de las cruentas batallas y las victorias decisivas que resultaron en la liberación de Venezuela y Colombia en 1819, Bolívar dio un paso más hacia su sueño. El 17 de diciembre de ese año, proclamó la fundación de la República de la Gran Colombia, que incluía los territorios actuales de Venezuela, Colombia, Panamá y Ecuador. El objetivo principal de esta unión era enfrentar los desafíos regionales e internacionales como una entidad económica y militar sólida capaz de resistir a las potencias coloniales europeas.
Bolívar deseaba que la nueva república sirviera como un modelo de unidad entre los pueblos de América Latina. La Gran Colombia fue concebida como un escudo frente a cualquier intento de las potencias europeas de restablecer la dominación colonial. Además, la visión de Bolívar incluía un sistema económico integrado que fomentara el desarrollo y la cooperación entre las distintas regiones.
El Encuentro de Guayaquil: Un punto de inflexión en la independencia latinoamericana

El 26 de julio de 1822, dos de los más grandes líderes de la independencia latinoamericana, Simón Bolívar y José de San Martín, se reunieron en la ciudad de Guayaquil (actual Ecuador). Este encuentro histórico marcó un momento crucial en la lucha por la liberación del dominio español.
Aunque la importancia del encuentro es incuestionable, los detalles de sus conversaciones no fueron documentados en su totalidad, lo que ha dejado el evento envuelto en especulaciones. Se cree que discutieron la liberación de Perú, el último bastión del dominio español en Sudamérica, y el futuro de la ciudad de Guayaquil, que aspiraba a unirse a la Gran Colombia.
Tras la reunión, San Martín tomó la decisión inesperada de retirarse de la vida política y militar, dejando el liderazgo a Bolívar para completar la liberación de Perú. Es probable que esta decisión se debiera a diferencias de visión entre ambos líderes. San Martín, conocido por su humildad política, pudo haber preferido ceder el mando a Bolívar, quien era más firme y estaba dispuesto a asumir el control total de los esfuerzos militares y políticos.
Después del retiro de San Martín, Bolívar lideró sus tropas hacia Perú, donde estableció el Ejército Libertador, compuesto por fuerzas de diferentes regiones ya liberadas. Gracias a sus habilidades de liderazgo y su capacidad para unir soldados de diversas procedencias, logró formar un ejército fuerte y cohesionado.
El 9 de diciembre de 1824, el ejército liderado por el general Antonio José de Sucre, uno de los más cercanos aliados de Bolívar, libró la batalla de Ayacucho. Esta victoria decisiva marcó el fin del dominio español en Perú y, con ello, el colapso del colonialismo español en la mayor parte de Sudamérica. Bolívar se consolidó como un símbolo global de libertad e inspiración para movimientos de independencia en todo el mundo.
Ahora volvemos otra vez a Simón Bolívar y su gran sueño: La Gran Colombia...
Simón Bolívar se inspiró en principios del pensamiento europeo como la constitucionalidad y el equilibrio de poderes, pero comprendió que la democracia tradicional no se adaptaba fácilmente a las sociedades fragmentadas y conflictivas de América Latina. Su proyecto de la Gran Colombia buscaba lograr la unidad regional, pero enfrentó desafíos inmensos: desde la resistencia de las élites locales que rechazaban la centralización del poder, hasta la diversidad geográfica y cultural de las regiones, los conflictos políticos internos y una economía debilitada por las guerras.A pesar de sus reformas radicales, como la abolición de la esclavitud y la distribución de tierras entre las comunidades locales, Bolívar enfrentó una oposición feroz de las fuerzas tradicionales que veían estas medidas como una amenaza directa a su poder e influencia.
Para 1829, la Gran Colombia comenzó a desmoronarse. En 1830, Venezuela y Ecuador declararon su separación, lo que marcó el colapso definitivo de la unión. Este fracaso fue una profunda decepción para Bolívar, quien veía la unidad regional como el objetivo supremo de su lucha. En una de sus últimas cartas expresó su frustración con la célebre frase:
"He arado en el mar."
Al mismo tiempo que se intensificaban las divisiones internas en la Gran Colombia, Bolívar renunció a la presidencia y se retiró de la vida política en 1830. Su sueño de unificar América Latina quedó deshecho ante sus propios ojos.
Hoy en día, la Gran Colombia permanece como un símbolo del anhelo de Bolívar por la unidad regional y un legado que nos recuerda las dificultades de perseguir grandes ideales en medio de divisiones y conflictos. Su visión sigue siendo un faro de esperanza y un ejemplo del poder transformador de los ideales.
La muerte del Libertador ــــــــــــــــــــــــــــــــــــــــــــــــ
El mismo día en que Bolívar proclamó su sueño, el 17 de diciembre, pero de 1830, falleció en Santa Marta, Colombia. Agotado por la tuberculosis y la frustración política, Bolívar murió en soledad, habiendo renunciado a sus cargos y decidido exiliarse. En sus memorias dejó una frase llena de amargura: "He arado en el mar."
Doce años después, en un acto cargado de simbolismo y homenaje, Venezuela trasladó sus restos a Caracas en una ceremonia solemne para depositarlos en el Panteón Nacional. Este evento fue un reconocimiento póstumo a su grandeza como figura clave en la independencia y como héroe nacional. La repatriación de sus restos reflejó el profundo respeto que los pueblos de América Latina sienten por su legado. Hoy, su tumba es un lugar de peregrinación nacional, donde cada año se honra su memoria como símbolo de libertad y unidad. Más que un acto protocolar, este traslado fue una declaración de la inmortalidad de Bolívar como un pilar de la historia latinoamericana.
Ícono eterno de libertad, unidad e inspiración

A pesar de su muerte en el aislamiento y la pobreza, la memoria de Simón Bolívar sigue viva en el corazón de los pueblos de América Latina, como un símbolo de resistencia contra el colonialismo y de unidad. Su legado trasciende sus logros militares y políticos, y abarca una rica dimensión humana que ha inspirado a generaciones. Por ejemplo, Gabriel García Márquez, en su novela "El general en su laberinto", presentó una perspectiva profundamente humana de Bolívar, retratándolo como un hombre que enfrenta la desilusión de no haber logrado su sueño de unidad, pero que persiste como un símbolo de libertad y determinación.
La vida y el pensamiento de Bolívar no son solo capítulos de historia; son un legado atemporal que continúa inspirando a quienes luchan por la justicia, la libertad y la igualdad. Su mensaje resuena como un recordatorio eterno de que los grandes ideales trascienden las adversidades y los fracasos. Bolívar sigue siendo un faro para los movimientos de liberación en todo el mundo, personificando los valores de la dignidad y la perseverancia.
Hoy, su legado nos enseña que los grandes líderes nunca mueren, porque sus ideas y sueños perduran más allá del tiempo y del espacio. Sus sacrificios y su lucha extraordinaria dejaron a la humanidad una lección invaluable de resiliencia y determinación frente a las adversidades.
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Mohamed Gomaa Tawfik
Hispanista egipcio, traductor de español y asesor cultural
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